SIN TI
Las palabras me abandonan
como tu cuerpo deja mi cama.
Como cada semana que comienza,
como cada tarde de domingo
en la tenue visibilidad de Santiago.
Qué largo es el viaje de retorno
porque al regresar muero dos veces:
del pesar de regresar
y de la pena de no tenerte.
Qué grande es el vacío de la semana
de los cinco, seis, siete, quince días sin verte
sentirte
olerte.
Días de horas cansadas, de lecturas interrumpidas
por el corazón compartido,
por las ganas de estar y tenerte.
Días de hacer y hacer
sin saber por qué, sin ti
simplemente.
Solo,
oscuro, callado,
las horas vagabundean lentas a la espera de tu voz,
de tu vida
vivida en otros espacios,
en otro tiempo,
en otra ciudad.
Lentamente me recojo en mis sábanas
buscando el sueño soñado tantas noches,
de encontrar tus pies fríos en los míos, tu mano en mi pecho
Mis manos buscándote
abrazado inútilmente del aire que dejaste la última noche
que dormiste acá.
Quiero la risa de tu sonrisa
los ojos de tu mirada
el tacto de tus manos
el aire que te falta cuando suspiras por mí.
Quiero quererte en el aquí y en el ahora
no en tu imagen reflejada en mis ojos,
no en el pensamiento constante de tu búsqueda,
no en la espera angustiante de verte por horas y horas
que siempre, siempre,
están marcadas con un pasaje de regreso.
Quiero un boleto de ida
no quiero retornos.
Quiero tus pies fríos, tu pelo revuelto, tu seguridad arrolladora
tus lágrimas infantiles
tus pechos pequeños en mi pecho,
tus manos,
si,
sobre todo tus manos en mi cabeza
Para sentir que soy, que existo, que el amor aún
es un lugar posible de vivir
y revivir.
Las palabras me abandonan
como tu cuerpo deja mi cama.
Como cada semana que comienza,
como cada tarde de domingo
en la tenue visibilidad de Santiago.
Qué largo es el viaje de retorno
porque al regresar muero dos veces:
del pesar de regresar
y de la pena de no tenerte.
Qué grande es el vacío de la semana
de los cinco, seis, siete, quince días sin verte
sentirte
olerte.
Días de horas cansadas, de lecturas interrumpidas
por el corazón compartido,
por las ganas de estar y tenerte.
Días de hacer y hacer
sin saber por qué, sin ti
simplemente.
Solo,
oscuro, callado,
las horas vagabundean lentas a la espera de tu voz,
de tu vida
vivida en otros espacios,
en otro tiempo,
en otra ciudad.
Lentamente me recojo en mis sábanas
buscando el sueño soñado tantas noches,
de encontrar tus pies fríos en los míos, tu mano en mi pecho
Mis manos buscándote
abrazado inútilmente del aire que dejaste la última noche
que dormiste acá.
Quiero la risa de tu sonrisa
los ojos de tu mirada
el tacto de tus manos
el aire que te falta cuando suspiras por mí.
Quiero quererte en el aquí y en el ahora
no en tu imagen reflejada en mis ojos,
no en el pensamiento constante de tu búsqueda,
no en la espera angustiante de verte por horas y horas
que siempre, siempre,
están marcadas con un pasaje de regreso.
Quiero un boleto de ida
no quiero retornos.
Quiero tus pies fríos, tu pelo revuelto, tu seguridad arrolladora
tus lágrimas infantiles
tus pechos pequeños en mi pecho,
tus manos,
si,
sobre todo tus manos en mi cabeza
Para sentir que soy, que existo, que el amor aún
es un lugar posible de vivir
y revivir.
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