jueves, 23 de octubre de 2008

Los dolores y alegría en la década del 90



I

Busca en el bolsillo interior de tu chaqueta
escarba en la cartera, abre el monedero
y deja caer la plata en mi cama.
No es en pago de servicios prestados
porque mi sexo no tiene precio.
Sólo quiero creer que me compras
para no sentir que te quiero.



II

Ahora
déjame decirte
bien fuerte,
que el tiempo pasa
y no estoy dispuesto
a decirte más que te amo.

Frente a frente
déjame decirte
que no te amo ya
porque estoy cansado
de hablar con este espejo.


III

Esta tarde escondí en el fondo del ropero
tus papeles, tu ropa y hasta tus cartas
para no sentir más tu presencia en la casa grande.

Caminando por el jardín encontré la aralia que tu plantaste
esa tarde de abril
luego que hicimos el amor, a la sombra de la encina.

Será nuestro secreto, dijiste, limpiando tus manos
en el pantalón.

Y me diste un beso, con tus labios de tierra y pasto tierno.

Y nos tomamos de la mano, para ir de nuevo a la encina.

Te saqué la ropa y desnudaste mis abrazos
y a la sombra, nuevamente, hicimos el amor de abril.

(1994)

2 comentarios:

El tiempo es relativo dijo...

Que lindo es este, mi amor.

maracuyá dijo...

muy bonito tu poema, expresa con belleza ese momento que casi todos vivimos alguna vez...cuando sentimos, a costa de mucho dolor que se ha perdido el sentimiento que creíamos eterno. Saludos